Hoteles rurales con encanto cerca de Madrid

Lo que más destaca de Aal Cachucho es su ambiente fresco y bohemio. Es una finca repleta de color, desde las flores de sus amplios jardines hasta las decoraciones de los interiores. Las combinaciones arriesgadas y el maximalismo elegante son su marca personal y cada habitación presenta una estética diferenciada, así que ¡escoge la que mejor se adapte a ti!

Su fachada de piedra y la manera en la que sus jardines se funden con el entorno hace que Las Rozuelas se integre a la perfección en el paisaje natural de la Sierra de Guadarrama. Sus habitaciones cuentan con una estética tradicional y cuidada en la que destacan la piedra y la madera, y desde ellas se puede disfrutar de vistas a los valles y bosques que rodean el hotel.

Disfruta de uno de los hoteles rurales con más encanto cerca de Madrid, aunque sus interiores están restaurados, todavía conserva la esencia castellana de las casas de labriegos. La estética rústica ayuda a olvidar del ajetreo moderno y, para una mayor desconexión, La Graja ofrece servicios de cuidados en pequeño spa, que destaca por encontrarse en una cueva.

Si estás dispuesto a irte un poco más lejos, esta casa de Cuenca cuenta con no una, sino dos cuevas centenarias, una de ellas con piscina interior climatizada y de uso exclusivo bajo reserva. A esta piscina se suma otra, exterior, así como muchos otros espacios decorados en tonos claros y luminosos, perfectos para relajarse al máximo.

Su precioso patio interior y sus habitaciones decoradas con gusto clásico y hogareño te darán la sensación de estar en una auténtica casa de muñecas. Si lo que buscas es sentirte como en casa aun estando fuera de casa, el trato próximo y acogedor de este hotel es para ti.

Lo más destacado de este hotel es que cuenta con galería de arte propia; todos los espacios interiores están disponibles para exposiciones. Si eres amante del arte y buscas relajarte, une los dos intereses en este hotel que combina su arquitectura tradicional con un enfoque moderno y decoraciones minimalistas.

Esta posada, ubicada en el centro de la localidad, tiene un gran interés por respetar su pasado y, por ello, conserva su esencia castellana tanto en arquitectura como en decoración. En sus habitaciones, patios y terrazas, todavía se puede evocar su época de venta manchega, aunque a día de hoy los apartamentos están muy equipados, para ofrecer mejor servicio.

Los Frutales tiene un ambiente sobrio en el que relajarse y conectar con el entorno. El hotel está en pleno contacto con la naturaleza y en sus jardines, con fuentes y estanques, a menudo pueden verse gallinas y patos. 

Debido a su localización, es habitual que en invierno todo se llene de nieve y los estanques se congelen.

Desde su zona de descanso exterior, con curiosa piscina con puente, se puede disfrutar de una espectacular vista del lago y del entorno natural que lo rodea. Gracias a su ubicación privilegiada, es el lugar ideal para relajarse y conectar con la naturaleza.

El parador conserva elementos clave de su arquitectura eclesiástica, como el característico claustro, sus terrazas o su patio ajardinados repletos de árboles de nísperos. La decoración, cuidada y clásica, se integra a la perfección en este edificio.